Hoy le han dado las notas a mi pequeñín, eso significa que
ya empiezan las vacaciones de Semana Santa y en mi recuerdo está ese olor a
torrijas que hacia mi madre. Como ahora está con eso de cuidarse a su edad por
eso del colesterol, si quiero comerlas me toca hacerlas a mí. Yo quería empezar
la tradición con mi hijo, pero como todo aquello que se salga de su círculo de
comidas ni lo mira, menos mal que mi marido es muy agradecido y ya le hacen chiribitas
los ojos con la idea de comer torrijas.
En fin, que aquí os dejo la receta. Seguramente los que las hagáis
tendréis vuestro modo de hacerlas, yo he hecho las básicas, ya sabéis, para no
complicarme en la cocina.
INGREDIENTES
Pan del día anterior
Leche
Esencia de vainilla
Huevo batido
Azúcar y canela
ELABORACION
Cortamos el pan en rebanadas no muy finas que luego se nos deshacen.
Ponemos a calentar en una sartén aceite, como dos dedos de alto. En un plato
hondo mezclamos la leche con dos cucharaditas de café de esencia de vainilla.
Las rebanadas de pan las pasamos por la mezcla de la leche un par de vueltas
con cuidado de no empaparlas mucho para que no se nos rompan. Después las
pasamos por huevo y con el aceite muy caliente, (esto es importante porque si
no las torrijas se empaparán mucho de aceite), las freímos hasta que las veamos
tostaditas. Las dejamos enfriar sobre un plato con papel absorbente y para
darle el toque final las pasamos por una mezcla de azúcar y canela. Están riquísimas!!!!
Espero que os animéis a probarlas.
Uhhhmmmmm, que pinta!!!!!
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